La falta de dinero no puede ser una excusa para eliminar el proyecto.
La falta de dinero no puede ser una excusa para eliminar el proyecto.
Podemos comparar fácilmente la construcción de un sitio web con la construcción de una casa. En el manual de buenas prácticas ciertamente está escrito: contratar un arquitecto, hacer un buen proyecto, contratar un buen contratista con un buen jefe de obra, un buen capataz y buenos albañiles. Los más aventureros a veces eliminan el “coste” del arquitecto y proponen solucionarlo todo con el project manager o incluso directamente con el maestro de obras. La posibilidad de salir mal o convertir la ejecución en un caos aumenta exponencialmente. ¿Y por qué? Una de las razones es que cualquier proyecto está cargado de subjetividades. Cuando eliminamos la fase de diseño (planificación) perdemos la oportunidad de “estresar” todas las posibilidades. Construir un sitio web es exactamente lo mismo.
Alguien podría decir: es muy simple, solo use uno con BPM (Business Project Manager) o use algunos de los acrónimos como PMO, PMP, IPMA, PRINCE2, CPM, WBS, PMBOK, PMI, pero para proyectos más pequeños con presupuestos reducidos tal vez no. hay espacio o presupuesto para ello.
Pues nos da la vuelta y nos conmueve, con toda la experiencia que tenemos, nos encontramos ante situaciones similares. Recientemente me hice cargo de la remodelación (¡una palabra fea!) de un sitio web sin un diseñador web y sin un arquitecto de información, solo con mi mejor técnico. Presupuesto reducido, briefing simple, fácil ejecución, al fin y al cabo, solo era cuestión de “palmear el sitio” para hacerlo mejor de lo que ya es. El resultado no podía ser diferente: desgaste, reducción de márgenes y casi entrar en números rojos, etc., pero mantenemos el compromiso de cumplir, al fin y al cabo, para nosotros misión cumplida.
La cuestión es que debemos tener mucho cuidado al presupuestar y asumir un proyecto. La ansiedad por cerrar el trato siempre se interpone en el camino en estos momentos, pero ESTE es el momento más crítico en el que los vendedores tenemos que dar un paso atrás. Yo explico:
El cliente no siempre sabe lo que quiere pero eso no es su culpa. O mejor dicho, casi nunca sabe lo que quiere. O, mejor aún, sabe lo que quiere, pero de momento cero es puro subjetivismo con referencias de otros sitios, pero sabe, “quería hacer lo mismo, solo que diferente”. Las cosas se aclaran en su cabeza a medida que enfatizamos la sesión informativa y agregamos más información. ¿Y cuándo sucede esto? ¡Él adivina!
Es verdad que hay proyectos y proyectos. Tenemos productos simplificados en nuestro portafolio en los que puedo cumplir todos los roles y hacer buenas entregas, pero cuando hay matices que demandan un “traje a la medida” no sirve de nada intentar simplificar. Necesitas poner a todos los profesionales con tus habilidades en el juego. Y sabes qué, va un poco más allá:
Esta fase inicial de comprensión de la demanda es tan importante que requiere dedicación e investigación. El consumo de tiempo al principio es muy importante para que todo lo demás transcurra con mayor fluidez. Las correcciones de ruta siempre son posibles, bienvenidas e incluso necesarias, pero la planificación y la documentación mitigan en gran medida los “entendidos perdidos” y hacen que la ejecución sea más fluida.
Tan seria es la cosa que hasta creamos un servicio de pre-presupuesto donde dedicamos unas horas muy preciadas a la arquitectura de la demanda y organización de los deseos. Entregamos un documento técnico, imparcial con el diseño del proyecto, las ideas y posibilidades” destacadas y la dirección de los mejores caminos. Con eso nuestro cliente puede hacer sus presupuestos con cualquier desarrollador o agencia. Y lo más importante, hay posibilidades para todos bolsillos precisamente para no renunciar a lo más importante.
¡Gracias y hasta la próxima!
Cadu Tristão
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